El pasado 17 de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba el brote de Ébola en la República Democrática del Congo (RDC) como una ‘emergencia de salud pública internacional’. Según los últimos datos del Ministerio de Salud congoleño, hasta esta fecha se habían detectado un total de 2.512 casos —2.418 confirmados y 94 probables— y 1.676 muertos a causa del virus. Con estas cifras, todos los organismos nacionales e internacionales coinciden en considerarlo el peor brote de Ébola que ha sufrido la RDC y el segundo más importante a nivel mundial, después del que afectó a 18.000 personas en África occidental en 2014.

En la región de Kivu Norte, la epidemia se declaró hace un año y desde entonces la enfermedad no ha dejado de extenderse por la zona. Aun así, buena parte de la población local niega su existencia: hay muchos mitos y falsas creencias alrededor del Ébola, hecho que intensifica la resistencia al tratamiento y permite una propagación rápida de la epidemia. Si a esto le sumamos las dificultades de las comunicaciones terrestres y el aislamiento de muchas comunidades, el resultado es que el personal sanitario lo tiene muy complicado para acceder a la población y realizar su trabajo.

Ebola - RD Congo

Ante este escenario, desde la Associació Catalana per la Pau acabamos de poner en marcha un proyecto de emergencia con el objetivo de contribuir a prevenir y a luchar contra el Ébola en esta región.

Se llevará a cabo en los próximos meses en las ciudades de Beni y Butembo y en el territorio de Beni, en coordinación con la entidad local Etoile du Sud y con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y el Fons Català de Cooperació al Desenvolupament.

El objetivo principal de la acción es conseguir la implicación de la población en la lucha contra la epidemia, mediante el refuerzo de las organizaciones de base para el derecho a la salud de los barrios, pueblos y comunidades en que se va a intervenir. Inicialmente, se identificarán las personas líderes y significativas de cada comunidad para formarlas y sensibilizarlas sobre las características de la enfermedad y las medidas preventivas y de tratamiento existentes. La idea es que contribuyan a extender estos conocimientos entre el resto de población y faciliten el trabajo del personal humanitario y sanitario.

En este sentido, se quiere reforzar el vínculo de estos profesionales con la población local a partir de una doble dirección: por un lado, la población entenderá mejor su trabajo y el porqué de su presencia en el territorio, lo que debería permitir que puedan desarrollar su tarea con seguridad y sin peligro; por el otro lado, el personal humanitario y sanitario conocerá las características de la población específica a la cual se dirige y podrá adecuar su intervención a las necesidades reales, en función de los parámetros sociales y culturales de cada lugar.

El proyecto también prevé la creación de comités de alerta temprana y acción preventiva inmediata cuando se presente algún caso sospechoso del virus.

La información, la clave para la prevención

El núcleo principal del proyecto se sustenta sobre el trabajo de sensibilización y formación. Se quiere posar a disposición de la población herramientas básicas de lucha contra el virus y por ello se llevarán a cabo acciones informativas en lugares concurridos y de fácil acceso, como escuelas y centros de formación, centros básicos de salud, sedes de la administración local, iglesias y otros locales de uso comunitario.

En una primera fase, se prevé llegar a una población de 5.000 escolares, 3.000 mujeres y 160 líderes comunitarios. En una segunda fase, con la creación y puesta en funcionamiento de una clínica de atención sanitaria, se ampliará considerablemente el alcance de las personas beneficiarias.

Pero el proyecto no se queda únicamente en la acción de emergencia para afrontar la epidemia actual, sino que, con una visión de contínuum, refuerza a las organizaciones de base y comunales y las prepara para la vigilancia permanente y la acción inmediata, en coordinación con los servicios de salud, para detectar futuros brotes de enfermedades epidémicas y para el seguimiento de la salubridad y la higiene del entorno. De este modo, se trabaja hacia el fortalecimiento del tejido social de toda la región a partir de la consolidación y ampliación de una experiencia de trabajo comunitario.

Etoile du Sud trabaja desde hace más de una década en Kivu Norte en la implementación de comités de salud popular que permitan la autoorganización de la población para el acceso al derecho a la salud. También ha puesto en marcha clínicas móviles para la atención básica de la población que vive más aislada o que tiene menos recursos.

Una vez se detectan los primeros casos probables de Ébola, en mayo de 2018, la organización empieza a trabajar en la concienciación de la población sobre los peligros de la enfermedad y las formas de prevenirla, así como en facilitar la entrada y el trabajo del personal sanitario dentro de las comunidades.

Desde entonces, trabajan en acciones formativas y de sensibilización (talleres, campañas, comunicación…), junto con el Ministerio de Salud, el Clúster Salud, los comités de salud popular y los comités de salud agraria. La Associació Catalana per la Pau colabora con Etoile du Sud desde el año 2016 en proyectos del ámbito de la salud y los derechos de las mujeres.

(imagen de portada: Reuters)

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