La República Democrática del Congo afronta desde el mes de julio de 2018 una situación de emergencia de salud pública internacional: según datos de las autoridades congoleñas e internacionales, la epidemia de Ébola ya ha provocado más de 2.200 muertos entre los más de 3.300 casos de contagio confirmados.
Unas cifras que lo convierten en el peor brote de Ébola que ha sufrido este territorio y el segundo más importante a nivel mundial, después del que en 2014 afectó a 18.000 personas en África occidental.
En la región de Kivu Norte, la epidemia se declaró hace un año y medio y desde entonces no ha dejado de extenderse por toda la zona. Una de las causas es la existencia de muchos mitos y falsas creencias alrededor del Ébola, hecho que intensifica la resistencia al tratamiento y permite una propagación rápida de la enfermedad.
A esto hay que sumar las dificultades de las comunicaciones terrestres, el aislamiento en que se encuentran muchas comunidades y el conflicto armado que desde los años 90 sacude la zona este del país. Como resultado de todos estos factores, el personal sanitario lo tiene muy complicado para acceder a la población en riesgo y realizar su trabajo en condiciones.
Ante este contexto, desde la Associació Catalana per la Pau y en coordinación con la entidad local Etoile du Sud, hemos puesto en marcha un proyecto de emergencia con el objetivo de contribuir a prevenir y a luchar contra el Ébola en la región. Concretamente, se está llevando a cabo en las ciudades de Beni y Butembo y en el territorio de Beni.
El eje principal del proyecto es trabajar en la concienciación de la población sobre los peligros de la enfermedad y las formas de prevenirla, así como en facilitar la entrada y el trabajo del personal sanitario dentro de las comunidades. Esto se quiere hacer mediante el refuerzo de las organizaciones de base por el derecho a la salud de los diferentes barrios y pueblos. Para ello, se están identificando las personas líderes de cada comunidad para formarlas y sensibilizarlas sobre las características de la enfermedad y las medidas preventivas y de tratamiento al alcance. Una vez formadas, podrán contribuir a extender estos conocimientos entre el resto de población y facilitar el trabajo del personal humanitario y sanitario.
En este sentido, se quiere reforzar el vínculo de estos profesionales con la población local a partir de una doble dirección: por un lado, la población entenderá mejor su trabajo y el porqué de su presencia en el territorio, lo que debe permitir que puedan desarrollar su tarea con seguridad y sin peligro; por otro, el personal humanitario y sanitario conocerá las características de la población específica a la cual se dirige y podrá adecuar su intervención a sus necesidades reales, en función de los parámetros sociales y culturales de cada lugar.
Finalmente, el proyecto no se queda únicamente en la acción de emergencia para afrontar la epidemia actual, sino que, con una visión de contínuum, refuerza a las organizaciones de base y comunales y las prepara para la vigilancia permanente y la acción inmediata, en coordinación con los servicios de salud, para la detección de futuros brotes de enfermedades epidémicas y para el seguimiento de la salubridad y la higiene del entorno.
En una primera fase, queremos llegar a una población de 5.000 escolares, 3.000 mujeres y 160 personas líderes comunitarias. En una segunda fase, con la creación y puesta en marcha de una clínica móvil para la atención sanitaria, ampliaremos considerablemente el alcance de las personas beneficiarias y ampliaremos la prevención a otras enfermedades epidémicas.
Para hacer todo esto posible, necesitamos tu colaboración. ¡Ayúdanos con un donativo!
