El Festival Incert, impulsado por la Associació Catalana per la Pau e International Action for Peace, se presenta como un espacio único de reflexión y creación artística, con la intención de conectar tres realidades en conflicto mediante la cultura. Desde Palestina, Colombia y Kurdistán, los artistas se convierten en voces activas de resistencia ante la represión y las vulneraciones de derechos humanos, y ofrecen una visión profunda y personal de sus realidades.
Esta iniciativa internacional, que se celebra por primera vez en Cataluña, no solo es una muestra artística, sino una plataforma para visibilizar los procesos de paz, la lucha por la memoria histórica y las resistencias culturales que se dan en estos territorios. La programación del festival incluye un amplio abanico de propuestas que van desde teatro, danza, música, hasta artes visuales, títeres, realidad virtual y cine. Cada una de las disciplinas es una ventana abierta a las luchas que estos territorios protagonizan, haciendo del arte un medio de denuncia y transformación social.
Uno de los objetivos clave del festival es generar espacios de encuentro entre creadores de diferentes partes del mundo para explorar su relación con la creación artística y la memoria colectiva. En este sentido, el festival apuesta por una programación descentralizada, del 20 de febrero al 25 de mayo, con 13 eventos repartidos en más de 15 ciudades de Cataluña, desde Vilassar de Dalt hasta Sant Cugat del Vallès, pasando por Manresa y Mollet del Vallès, entre otros. Así, el festival se convierte en una gran fiesta de la cultura, donde los espacios más pequeños también tienen su importancia a la hora de dar a conocer estas propuestas artísticas innovadoras.
Uno de los elementos más destacados de esta edición es la participación de artistas que, a pesar de la represión a que están sometidos en sus países de origen, siguen creando y luchando para mantener viva su cultura. En Palestina, los y las artistas utilizan el arte como forma de resistencia ante la ocupación israelí y la destrucción del patrimonio cultural. En Colombia, el arte acompaña los procesos de paz y la reconstrucción de una sociedad después de años de conflicto. En Kurdistán, las tradiciones orales y el arte preservan una identidad amenazada por la represión de los autoridades turcas, iraníes e iraquíes.